28 de marzo de 2024
La historia del capitalismo: el siglo XIX

Siguiendo con la serie de artículos que algún día agruparé bajo el epígrafe La gestión del conocimiento, quiero detenerme ahora en un análisis retrospectivo de lo que ha sido el modelo económico y político bajo el que hemos vivido hasta hoy y cuyo ciclo está llegando a su fin. Lo que llamamos capitalismo es en realidad un tipo de régimen político representado por el parlamentarismo, el estado mínimo y la propiedad absoluta, y dentro de ese marco es que se produce la actividad económica. Por tanto, para mí el capitalismo está unido a la ideología liberal y mi interés está en el periodo 1789-2010, desde la Revolución Francesa hasta la intervención de los bancos por parte de los estados.

En este primer artículo, voy a centrarme en los inicios del capitalismo durante el Antiguo Régimen, la toma de poder de los liberales y la Segunda Revolución Industrial.

La acumulación inicial:

La primera cuestión importante es si hubo o no esa "acumulación inicial" que denunciaba Marx y si esos capitales fueron determinantes en el devenir político de los siglos siguientes. Según el economista belga Ernest Mandel, en su libro Tratado de economía marxista, el valor de los metales preciosos extraídos por Europa de América sólo hasta 1660, más lo obtenido de Indonesia por la Compañía Holandesa de las Indias Orientales entre 1650 y 1780, más las rentabilidades del capital francés en el comercio de esclavos negros durante el siglo XVIII, más las rentas del trabajo esclavo de las Antillas británicas y, sobre todo, lo extraído por la Compañía Británica de las Indias Orientales del subcontinente indio superan la capitalización de todas las empresas europeas hacia 1800.

Se cifra en millón y medio de toneladas la cantidad de oro que Castilla consiguió extraer de América en los siglos XVI y XVII, lo que la convirtió directamente en el país más rico del mundo con diferencia. Este oro acabó, entre campañas militares y créditos de usura, en manos de los Medici y los Fugger, principalmente.

Hay quien ha intentado cifrar la fortuna de Jakob Fugger (1459-1525) a valores actuales. Está documentada una herencia a sus sobrinos por valor neto de 2,1 millones de florines, que al cambio en el valor actual del oro sumaría 125 millones de euros. Esta conversión no parece muy acertada porque el oro tenía antes un valor relativo muy superior. El analista financiero Greg Steinmetz, en su libro The Richest Man Who Ever Lived: The Life and Times of Jacob Fugger, calcula que la herencia de Fugger suponía el 2% del PIB de Europa en aquel tiempo, lo que sumaría algo más de 300.000 millones de euros, por encima de lo que hoy tienen Elon Musk o la familia de Bernard Arnault. Se sabe que Jakob Fugger gozó de un inmenso poder político porque fue muy hábil a la hora de endeudar a reyes y emperadores, se sabe que colocó a Carlos I como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico mediante sobornos a los príncipes electores, a cambio, claro, de un clima político propicio para sus negocios.

Otras familias pudientes del Renacimiento fueron los Welser, dedicados al comercio, los Orsini, terratenientes, los Bardi, comerciantes de aceite y lana, los Peruzzi, banqueros, los Pazzi, banqueros y comerciantes, los Albizzi, comerciantes de lana, o los Strozzi, también banqueros.

Entonces, sí que hay evidencias históricas de que:

  1. El valor total del oro americano fue tal que disrumpió la economía europea de la época.

  2. Aunque primeramente ese oro fuese a manos de los nobles, pronto se acumuló en manos de los banqueros italianos y alemanes.

  3. Estas primeras familias burguesas influyeron en las decisiones políticas e incluso en la elección de los cargos.

  4. El capital se acumuló desde muy al principio en unas pocas manos.

Se puede concluir que el periodo liberal que comienza a finales del XVIII y principios del XIX no es el inicio de un nuevo modelo económico sino el acceso al poder de una burguesía que ya estaba enriquecida previamente. Los medios que se usan, la narrativa romántica revolucionaria, el mito del pueblo en armas, el nacionalismo, esto es otra cuestión, lo que queda claro es que del Antiguo Régimen al liberalismo no hay un reseteo de los capitales, hay un cambio en el poder político, concretamente son esas familias capitalistas las que desplazan a la nobleza.

El primer movimiento "revolucionario" en el sentido liberal fue la Revolución Gloriosa Inglesa, de 1688. Esta revolución fue en realidad un golpe de estado organizado por el parlamento inglés, controlado por sectores de la burguesía, y el yerno del rey, Guillermo de Orange. Las otras "revoluciones" que seguirán más adelante tendrán el mismo cariz: golpes de estado o influencia directa en los monarcas, no levantamientos populares. Y los principios ideológicos serán muy simples: la reducción del estado y el respeto absoluto a la propiedad privada.

La revolución francesa:

Desde mediados del XVIII se habían venido enriqueciendo los "capitanes de empresa" de la Primera Revolución Industrial y puedo imaginar su descontento ante la pervivencia de la institución monárquica y la carga económica que representaba la nobleza, que solía estar exenta de impuestos y mantenía derechos sobre gran parte de los activos agrícolas, agrupados en mayorazgos inenajenables.

Al margen de los medios con los que se accedió al poder, o del carácter asambleario de los primeros actos políticos, la Revolución Francesa fue un proceso plenamente burgués y liberal, y no hay más que comprobar su actividad legislativa:

4 de agosto de 1789:
Supresión de los derechos señoriales y desvinculación de los mayorazgos, es decir, que los grandes latifundios se pudiesen vender o enajenar por deudas.

26 de agosto de 1789:
En la Declaración de los Derechos del Hombre, ya hacen una distinción entre ciudadanos activos y ciudadanos pasivos (no trabajadores).

Entre el 2 de noviembre y el 20 de diciembre de 1789:
Desamortización de los bienes de la Iglesia y posterior subasta, lo que los hizo pasar a manos burguesas a bajo precio.

Ley Le Chapelier, de 1791:
Prohibición de la libertad de asociación y abolición de los gremios artesanales. Vía libre a la concentración del negocio en grandes factorías e ilegalidad de cualquier tipo de sindicación.

Constitución de 1791:
Sistema político totalmente liberal: supresión de los señoríos, liberalización del comercio, abolición de las órdenes religiosas.

El impulso ideológico lo dio la Ilustración, sobre todo Smith y Montesquieu. La creencia entre ciertos sectores populares de clase media era que la libertad económica, por sí misma, igualaría a las personas, dispersaría el capital y facilitaría el progreso. La alta burguesía, obviamente, no se detenía en analizar falacias porque era la que dirigía los acontecimientos.

Napoleón:

La figura de Napoleón es fundamental porque es el verdadero fundador del estado liberal. Accede al poder mediante un golpe de estado en 1799, en la época del Directorio. El golpe fue instigado por Sieyès, uno de los cinco miembros de ese Directorio. Sieyès le redacta a Napoleón una constitución, llamada Constitución del Año VIII, que dice lo siguiente:

La constitución se funda sobre los auténticos principios del gobierno representativo, sobre los sagrados derechos de la propiedad, de la igualdad y de la libertad.

Luego Napoleón ignora esta constitución y toma el poder absoluto, pero no se olvida de aprobar su famoso Código Napoleónico, un código civil copiado luego en todos los países de Europa y aún vigente en Francia. La redacción correspondió a juristas especialistas (todos ellos liberales), la revisión al Consejo de Estado, presidido por Napoleón, y la aprobación al parlamento.

Donde más nivel de detalle alcanza ese código es en la definición de la propiedad y los contratos interindividuales. Tanto las relaciones laborales, como los compromisos de pago en arrendamientos o contratos con proveedores se dejan a la libre voluntad de las partes. No hay ningún tipo de regulación del trabajo, el contrato es soberano:

Los convenios legalmente celebrados reemplazan a la ley para quienes los celebraron [artículo 1134].

Responsabilidad directa tuvo Napoleón en la redacción del artículo 415:

Toda coalición de obreros formada con el fin de aumentar sus salarios será penada con un mes de cárcel como mínimo y los instigadores sufrirán prisión de dos a cinco años.

Entonces, queda claro de dónde viene la "libertad", la "igualdad" y la "fraternidad" del estado liberal, no del Juramento del Juego de Pelota sino de un golpe militar y su consiguiente código civil.

Aparte está la vertiente bélica de Napoleón, en la que inicia lo que será luego una constante en todos los estados liberales: el uso del ejército y el reclutamiento forzoso de las clases trabajadoras para expandir los mercados e imponer ese modelo político en otros países. Más adelante veremos cómo EEUU, hasta el día de hoy, sigue actuando igual.

Los ciclos revolucionarios burgueses:

A partir del desarrollo de la prensa escrita, controlada accionarialmente por la burguesía, surge lo que se ha venido llamando "la opinión pública". Esta capacidad para influir en la percepción de la realidad de las clases medias sustituye al afán directamente imperialista de Napoleón y lleva a los liberales a intentar expandir su revolución al resto de Europa mediante alzamientos populares. Lo cierto es que casi ninguno de estos alzamientos tuvo éxito y que resultaron mucho más efectivos los golpes militares.

El hecho de que las monarquías europeas intentasen pactar una cierta vuelta al Antiguo Régimen en el Congreso de Viena de 1814 fue otro incentivo.

A partir de 1820, se suceden varias intentonas militares en el sur de Europa. En España, Rafael del Riego se levanta contra Fernando VII y lo obliga a jurar la Constitución de Cádiz, redactada en 1812 y plenamente liberal. Siguen otros pronunciamientos en Portugal, donde los "carbonarios" consiguen que el rey acepte otra constitución liberal, y Nápoles, donde no se consiguió nada. También hay otra rebelión militar en Grecia, que desemboca en la guerra de independencia del Imperio Otomano. Aparte, comienzan a levantarse en América las colonias españolas y van consiguiendo la independencia.

No es fácil saber quién está detrás de esta primera oleada de 1820 y qué financiación provee, la burguesía siempre ha solido actuar desde una segunda línea, pero lo único cierto es que el poder económico lo tenían ellos y que los ejércitos aparentan estar infiltrados de liberales.

Hay una segunda oleada a partir de la expulsión de Carlos X en 1830 en Francia y la implantación de una monarquía constitucional de la mano de Luis Felipe de Orleans. A Francia la sigue Bélgica con la independencia de Holanda, y aparte hay movimientos en Suiza y Portugal. El caso español es tan complejo que lo resumiré luego aparte.

Todavía podríamos añadir la tercera oleada de 1848, con la implantación de la II República en Francia, que acaba muy pronto en el golpe de Luis Napoleón Bonaparte y el Segundo Imperio.

Vemos en este periodo siempre a los liberales debatiéndose entre las monarquías constitucionales o las repúblicas, buscando siempre el camino de menor resistencia en la defensa de la propiedad privada y la industrialización. Al final, su interés no era tanto político como económico, y en ese sentido sí que consiguieron sus objetivos.

Se habla de ciclos revolucionarios cuando lo que hay son intrigas palaciegas, golpes de estado, guerras entre países y unas pocas revueltas fracasadas.

El caso inglés ya lo he comentado, pero puede ser interesante analizar más pormenorizadamente los casos de Alemania y EEUU, como las otras dos grandes potencias que ha dado el capitalismo. También voy a poner el caso español, que es el que nos afecta.

El caso alemán:
Hasta la invasión napoleónica de 1806, la actual Alemania conformaba, con algunos otros territorios, el Sacro Imperio Romano Germánico, que había sido fundado en 962 y se sentía heredero del antiguo imperio carolingio. Una vez que se consigue derrotar a Napoleón, ya no se restaura el Sacro Imperio sino que se forma la Confederación Germánica, tutelada por Prusia. En 1848, una serie de revoluciones en esos pequeños estados, en lo que se llamó la Revolución de Marzo, acaba en la formación en Frankfurt de la Asamblea Nacional Alemana, una asamblea constituyente liberal. La constitución que se aprobó en 1849 proclamó el Deutsches Reich, o I Reich, que vendría a ser moralmente sucesor del Sacro Imperio. Pero esta asamblea acabó dividida en dos facciones que promovieron más violencia, hasta la intervención de los ejércitos de Austria y Prusia.

A partir de 1866, Prusia, bajo el mando de Otto von Bismarck, mete el ejército en territorio alemán y obliga a Austria a recular, recuperando la zona de Baviera. En 1870 se gana fácilmente una guerra con Francia y se lleva a cabo la reunificación completa y se erige Bismarck como canciller del II Reich. Esta situación dura hasta 1918, cuando Alemania, muerto ya Bismarck y gobernada por Guillermo II, pierde la I Guerra Mundial y se forma la República de Weimar.

La Weimar fue el primer régimen democrático liberal que tuvo Alemania, un régimen impuesto en las negociaciones de paz de Francia, Inglaterra y Rusia con el príncipe Maximiliano de Baden. Esto acabó en un desastre económico y social que llevó a la irrupción de Hitler en el poder y la instauración del III Reich.

Tras la derrota de Alemania en la II Guerra Mundial, los aliados imponen nuevamente un régimen parlamentario liberal en la República Federal Alemana, que comprendía sólo la parte del oeste porque la parte del este se la quedó Stalin. Este segundo régimen liberal es el que viene funcionando hasta ahora, incluso después de la reunificación del este y el oeste, y no parece que les haya ido tan mal en lo económico, pero lo cierto es que la democracia en Alemania ha sido impuesta por las dos derrotas en las dos grandes guerras.

Alemania no ha tenido nunca una burguesía al estilo anglosajón, tiende a crear empresas grandes y poner gestores profesionales, la identidad colectiva es más fuerte y el individuo está algo más desdibujado en su cultura. Es la potencia europea en la que los liberales han tenido más restricciones a la hora de ejercer su poder, todavía hoy, a pesar de que ha liderado la Segunda Revolución Industrial.

El caso de EEUU:
Lo interesante del liberalismo estadounidense es el haberse fundado sobre la esclavitud de cientos de miles de negros. Hay en principio una Guerra de Independencia de las 13 colonias americanas del Reino Unido que es incluso anterior a la Revolución Francesa, de 1775 a 1783. Los que se independizan son blancos, anglosajones, protestantes y completamente liberales, muchos de ellos propietarios de grandes plantaciones agrícolas y de un buen número de esclavos.

España había abolido la esclavitud en América ya a partir de 1512 con las Leyes de Burgos, pero Inglaterra la siguió practicando hasta entrado el siglo XIX. Luego, cuando Inglaterra la prohibió, EEUU la siguió practicando hasta 1863, cuando fue abolida por Lincoln. Se calcula que EEUU importó un total de 388.000 esclavos africanos y la mayoría fueron destinados al sur del país.

No hay duda ninguna de que la esclavitud tuvo una enorme influencia en la acumulación inicial del capitalismo norteamericano. El sur de EEUU llegó a producir el 75% del algodón del mundo y en el valle del Mississipi había más millonarios per capita que en ningún otro lugar del país. La mayor parte de los activos de estos millonarios eran los esclavos, más que las tierras.

Al momento de redactar su constitución con la gran afirmación de "we, the people", EEUU tiene 700.000 negros esclavos, y mantuvieron esa situación 76 años más.

Otro aspecto interesante de este modelo liberal es que los esclavos tenían asignada representación parlamentaria, obviamente ejercida por sus dueños. Era una representación de 3/5 de un blanco por cada esclavo.

Hay cifras bastante claras de la actividad de la mano de obra esclava. En 1801, por ejemplo, se produjeron unos 100.000 fardos de algodón, y en 1835 esos fardos ya superaban el millón, la mitad de todas las exportaciones norteamericanas.

Donde los datos ya no son tan claros es al poner nombres y apellidos a esos beneficios. Obviamente, los terratenientes del sur recibieron su parte, pero también el norte estaba lleno de telares que usaban ese algodón, e igualmente la industria financiera y del transporte experimentaron grandes crecimientos. El crédito que usaron las plantaciones de algodón provino de bancos de Nueva York y Londres, no es tan fácil saber quién realmente se lucró. Los esclavos se usaban en los grandes bancos como colateral en créditos o contratos comerciales. Los que más capital amasaron no fueron los que pegaban los latigazos, sino banqueros y oligarcas completamente anónimos y cuyos hijos o nietos aparecen ahora como grandes liberales y emprendedores.

Aparte, dentro de esa democracia liberal había una casta blanca dominante con todos los derechos y una casta negra dominada que no podía ni entrar en los bares. Algo de esto aún perdura, por mucho que lo intenten disimular.

El caso español:
Los liberales españoles empezaron muy pronto su asalto al poder, aunque no les fue fácil consolidar su régimen. El primer conato liberal español se produce en las Cortes de Cádiz, una asamblea más bien heterogénea que se erige en constituyente sin ninguna legitimidad, en medio de la ocupación francesa de casi todo nuestro territorio nacional. Las Cortes de Cádiz no negaron la autoridad de Fernando VII, que había salido al exilio, y simplemente declararon sustituirlo transitoriamente debido a la guerra. Cuando Fernando VII consiguió volver, una vez expulsadas las tropas francesas de la Península por el ejército inglés y el levantamiento popular, simplemente derogó la Constitución de Cádiz por haberle reservado sólo el poder ejecutivo y haber atribuido el poder legislativo a un parlamento. De modo que esta primera intentona liberal queda en nada y hay que esperar al golpe de Riego de 1820 para que se obligue a Fernando VII a aceptar la Constitución de Cádiz y haya tres años de gobiernos liberales.

El primero de estos gobiernos, liderado por Agustín Argüelles, se dio prisa en acometer la desvinculación de los señoríos y la desamortización de los bienes de la Iglesia. Sólo en la desamortización se subastaron más de 25.000 fincas, que quedaron en manos de los grandes terratenientes, a los que se les permitió pagar con bonos del Estado a valor nominal, a pesar de la fuerte devaluación que habían sufrido. Los campesinos no pudieron en ningún caso acceder a la propiedad de las tierras que trabajaban e incluso vieron aumentado el coste del arriendo. Esta fue la primera de las grandes privatizaciones liberales que ha habido en España, luego vendrían unas cuantas más.

A partir de 1823, Fernando VII da una especie de autogolpe ayudado por los Cien Mil Hijos de San Luis, que eran básicamente tropas francesas enviadas por Luis XVIII. Hasta su muerte en 1833, Fernando VII reinará y gobernará al modo antiguo, sin tener en cuenta a los liberales para nada.

A la muerte de Fernando VII hay un lío sucesorio que no voy a detallar, lo importante es que la viuda de Fernando VII, María Cristina de Borbón, hereda el poder como reina regente durante la minoría de edad de su hija Isabel II, iniciándose el periodo de la Regencia. Ahí vuelven a ver los liberales la oportunidad de acceder al poder, teniendo en cuenta que todo el sector más tradicionalista y ultracatólico de España había iniciado una guerra civil para derrocar a María Cristina y colocar en el trono al hermano de Fernando VII, el infante Carlos María Isidro de Borbón. Los liberales se acercan a la reina regente ofreciendo ayuda para resistir en el trono a cambio de poder acceder ellos a los gobiernos. El primer gobierno liberal de la Regencia fue el de Martínez de la Rosa, al que siguió brevemente el de José María Queipo de Llano y luego el de Mendizábal.

Mendizábal se da prisa en acometer otra desamortización, poniendo a la venta todas las tierras de los monasterios. Estas tierras fueron agrupadas en lotes, de modo que sólo pudieron acceder quienes poseían grandes sumas de dinero, es decir, las oligarquías terratenientes y la nueva burguesía adinerada urbana. No hubo en este caso diferencia alguna con lo que se hizo durante el Trienio Liberal, salvo por el volumen de la operación, que alcanzó las 114.950 fincas rústicas y 13.111 fincas urbanas. Sólo en la provincia de León se subastaron 58.600 hectáreas, el 7,2% de la extensión total de la provincia. Casi todas estas fincas eran tierras cultivadas y en producción.

En años posteriores, todavía quedarían dos desamortizaciones más, la de Espartero, otro golpista que esta vez fue a por los bienes del clero secular, y la de Madoz, en 1854, que fue la mayor de todas y que ya subasta todas las propiedades comunales de ayuntamientos, ejército, cofradías, obras pías, santuarios, del ex infante don Carlos, de los propios y comunes de los pueblos, de la beneficiencia, de la instrucción pública e incluso del Estado, aparte de lo que quedaba por despojar del clero. En total, casi 200.000 fincas rústicas y 27.442 urbanas.

Para no aburrir con detalles, podemos decir que, una vez iniciada la Regencia, los liberales van a permanecer en el poder, asociados con los Borbones, hasta el golpe de Primo en 1923. Tuvieron entre ellos también varios pronunciamientos militares, el Motín de la Granja, el golpe de Espartero, la Gloriosa de 1868, y no faltó otra constitución en 1837, una república en 1873-74 y tres cambios forzados de monarca, pero esencialmente se mantuvo una misma línea de concentración de la propiedad, centralización de las competencias administrativas y liberalización de los capitales. La diferencia entre liberales "moderados" y "exaltados" no la entiendo muy bien, para mí son lo mismo.

Con todo esto, pienso que puedo concluir que no hubo tales ciclos revolucionarios sino golpes de estado en el caso de Inglaterra y Francia, una guerra perdida en Alemania y un acercamiento a la reina regente en medio de una guerra civil de sucesión en el caso de España. Cualquier medio ha sido para los liberales aceptable para llegar al poder, sin respeto ni por la legalidad, ni por la religión, ni por la tradición, ni por la voluntad popular. Solamente una institución ha sido para ellos sagrada: la propiedad privada. La nobleza se defendió como pudo, pero no es fácil parar a grupos que disponen del dinero para influir incluso en los reyes, no digamos ya en los militares.

El neocolonialismo:

Las potencias europeas, ya en manos liberales, se lanzaron a una feroz competencia por la ampliación de sus mercados y el acceso a los recursos naturales. Pronto pusieron sus ojos en África y fueron ocupando varios territorios, siempre con la estrategia de esclavizar a la población nativa y obligarla a extraer y procesar sus propios recursos para beneficio europeo. A partir de 1884, en la Conferencia de Berlín, queda repartida toda África principalmente entre Inglaterra, Francia, Alemania, Portugal, Bélgica y España.

Los ingresos que se obtienen de estos territorios se canalizan mediante oscuras empresas privadas de accionariado anónimo. Se usa el soborno de líderes locales, la diplomacia corrupta, el ventajismo comercial, la inversión financiera o directamente el control manu militari. Esclavizaron sin ningún reparo y mataron a quien dio problemas.

El genocidio de El Congo Belga:
El primer ejemplo que voy a poner de la actuación en África de los estados liberales es el de El Congo Belga. Entre 1885 y 1908, Bélgica usó a la población de la actual República Dominicana de El Congo para la recolección de caucho. Lo primero que hizo tras la fácil conquista militar fue nacionalizar las tierras y cederlas en régimen de concesión a empresas privadas creadas al efecto, y dejó a esas empresas privadas libres sin ningún control policial ni judicial. Estas empresas, obviamente, usaron los medios disponibles a su alcance para maximizar el beneficio, no dudaron en imponer la violencia, la coacción y el trabajo forzado en condiciones insalubres a la población local. Montaron incluso un ejército paramilitar con efectivos nativos, la Force Publique, que asesinaba sin contemplaciones a quien se negaba a trabajar como esclavo, a veces eliminaban poblados enteros.

Un problema que tenía la Force Publique era el alto coste de las balas, que debían importarse, por lo que las órdenes de los blancos, para evitar el desperdicio de balas en labores de caza de animales, era exigir la entrega de las manos de los cadáveres para justificar cada bala. Además, la entrega de muchas manos servía a los soldados de la Force Publique para acortar su tiempo de servicio forzoso. Esto hizo que se produjesen indiscriminadas mutilaciones de personas vivas, aparte de cientos de miles de asesinatos. En total, sumando también las muertes por agotamiento, accidente "laboral", enfermedad no tratada o suicidios, se calcula que la población local tuvo una disminución de entre 5 y 10 millones.

Esto no impidió que la administración belga ampliara la esclavitud a la explotación minera durante muchos años. En 1945, todavía se exigía a cada hombre de El Congo hasta 120 días de trabajo forzado al año.

También advierten los historiadores de que no nos centremos sólo en Bélgica, porque los otros actuaron exactamente igual, tanto el Congo Francés como el Camerún Alemán y la Angola Portuguesa siguieron las mismas prácticas y también se documenta un descenso de la población del 50%.

No creo que estos hechos se deban al racismo, sino más bien al liberalismo, se hizo todo lo necesario para maximizar el beneficio. Como muestra de estado mínimo, Bélgica establece en África un no estado, y lo que sucede es lo mismo que hubiese sucedido en Europa si no hubiésemos podido ofrecer resistencia.

El genocidio de Namibia:
Alemania eliminó casi la totalidad de los pueblos herero y nama, que habitaban la actual Namibia. Cuando los herero, invadidos en sus casas y abocados a la esclavitud, se rebelan contra el ejército alemán, hay un momento en el que se ven superados y huyen hacia el desierto, con la idea de sobrevivir abasteciéndose de agua en los pocos pozos que ellos tradicionalmente conocían. Pero el ejército alemán, que había previsto ya esta huida, había tenido la precaución de envenenar estos pozos en los días previos, por lo que murieron todos. Esta misma táctica de arrinconamiento la usaron poco después con los namaquas. En total, murieron entre 25.000 y 60.000 hereros, aproximadamente el 50% de su población, y el resto fue usado como esclavo hasta que acabó también pereciendo o diluyéndose en otras tribus. Los namaquas fueron también exterminados directamente en un 50%, unas 10.000 personas.

Francia en Argelia:
En 1945, tras una revuelta en la que los argelinos mataron a unos cien franceses e hirieron a otros 150, los franceses respondieron con el ejército y entraron casa por casa a tiros por muchos poblados hasta que mataron a unos 40.000 argelinos.

Colonización británica de la India:
La Compañía Británica de las Indias Orientales es otro caso de colonización privada. Su primera fundación data de 1599, con el nombre de East India Company. Un grupo de empresarios ingleses aportó unos capitales para organizar el comercio con la India. A partir de 1600, obtienen la Carta Real de mano de Isabel I, que les da el monopolio del comercio con la India durante 15 años. Hasta 1612, esta empresa fue una especie de cooperativa a la que se adherían los empresarios libremente, pero ya a partir de ese año se crea una especie de sociedad anónima con socios fijos. Toda la burguesía inglesa más acaudalada tenía acciones de la compañía, el gobierno inglés no tenía acciones pero indirectamente la controlaba. Pronto, la empresa extendió el comercio a otras naciones y llegó, en su mejor momento, a controlar la mitad del comercio mundial.

A mediados del siglo XIX, su dominio alcanza casi toda la India, Birmania, Singapur y Hong Kong, tenían poder sobre una quinta parte de la población mundial.

El negocio nunca declinó, sólo tuvieron que ceder el control cuando el estado inglés quiso ya entrar directamente en la India, a partir de 1858. Ahí ya la población estaba acostumbrada a la sumisión y no ofreció resistencia.

La dominación inglesa privada de la India se llevó a cabo mediante sobornos y promoviendo enfrentamientos, firmando contratos leoninos y engañando, con el respaldo tácito del estado inglés. No dudaban en contratar mercenarios paramilitares si hacía falta. Era el puro liberalismo y la libre competencia, no sé si demasiado libre pero en todo caso nada que no intentasen en su propio país: sacar ventaja de la ignorancia y el atraso del otro. Aprovecharon sobre todo la división interna en varias dinastías independientes.

En total, se calcula que la dominación británica de la India causó entre 100 y 165 millones de muertes, a base de hambrunas, enfermedades, condiciones insalubres, explotación o asesinatos.

Claro, cuando luego en los libros de historia se habla de los grandes avances del siglo XIX y de la pujanza del capitalismo, falta cifrar con más exactitud qué parte de ese desarrollo se debió al robo de materias primas, el engaño de etnias menos desarrolladas o el trabajo esclavo.

Bismarck:

Otto von Bismarck (1815-1898) para mí es la figura capital que cruza todo el siglo XIX europeo e inicia y lidera la Segunda Revolución Industrial. Hay pocos políticos profesionales del periodo liberal que puedan tener mi admiración, y Bismarck la tiene.

Bismarck es un prusiano, nacido en el actual lander alemán de Sajonia-Anhalt. Ya he explicado antes que Bismarck crea Alemania invadiendo territorios de Austria y Francia y unificando algunas repúblicas que habían quedado sueltas tras la irrupción de Napoleón en el Sacro Imperio Romano Germánico. Bismarck se convierte en el canciller del II Reich, siempre bajo la égida de Guillermo I, el rey de Prusia.

La realidad es que Guillermo I no gobernaba y Bismarck tenía las manos libres, controlaba el ejecutivo y el legislativo sin tener que someterse a elecciones. El liberalismo inglés no atraía excesivamente a los alemanes, que siguieron con un modelo de estado más anclado al Antiguo Régimen.

La importancia de Bismarck está en haber entendido el valor de la cualificación de la mano de obra y la rentabilidad de la investigación científica. En todo momento evitó el seguidismo británico, a pesar del gran impulso de la Primera Revolución Industrial, y desarrolló un capitalismo estatalista y autoritario que se adaptó mejor a la cultura alemana.

Bismarck, en principio, era de ideología conservadora, aunque luego fue virando hacia posiciones socialistas, en lo que se llamó el Wohlfahrtsstaat, el "estado del bienestar". Su idea de la "cristiandad práctica" lo llevó a crear la primera seguridad social del mundo, que incluía seguro médico, seguro de accidentes y seguro de vejez. También fue el primero en demostrar que las inversiones en educación impulsaban a largo plazo la rentabilidad de los grandes juggernaut alemanes en las industrias química, siderúrgica, eléctrica o del transporte ferroviario: BASF, Siemens, Thyssen, Krupp, AEG o Daimler.

La mayor igualdad entre los ciudadanos y el evitar las grandes bolsas de marginalidad que ya empezaban a aparecer en Inglaterra propició en Alemania un nuevo impulso del capitalismo más basado en patentes científicas y actividades de alta cualificación y no tanto en el expolio de recursos naturales. La Segunda Revolución Industrial representa un salto cualitativo, se descubrieron nuevos metales, se desarrollaron productos químicos, se inventaron nuevas formas de propulsión. Los alemanes aplicaron la investigación científica y la ingeniería a todo el sistema productivo. La invención estrella fue la del acero, que impulsó toda la industria siderúrgica y el transporte ferroviario. La gasolina y el motor de explosión también fueron muy importantes, sobre todo en la agricultura, donde se empezaron a usar tractores y eso multiplicó la productividad.

El modelo bismarquiano de capitalismo lo que demuestra es que el sufrimiento de las clases proletarias no es necesario, que en términos globales generan más PIB los sueldos altos que los sueldos bajos, siempre que haya la suficiente cualificación. También demuestra que la excesiva competencia no es rentable, porque las grandes empresas alemanas se agruparon por kartells de sectores estratégicos y fueron mucho más eficientes que las inglesas. No tiene el capitalismo alemán el mito del emprendedor individualista, pone más el acento en el trabajador. Es también un modelo de impuestos y gasto público altos.

Este modelo alemán de capitalismo más igualitario molestará mucho a ciertas élites y habrá interés en acabar con él. Sobre todo, molestaba que Bismarck tuviese tendencia al proteccionismo y los aranceles.

La política exterior de Bismarck, después de haber conseguido la reunificación alemana, es más bien prudente, y esto tampoco gusta a ciertos sectores liberales acostumbrados a sacrificar a cientos de miles de hombres jóvenes en guerras de expansión de mercados. Bismarck es reacio a entrar en guerras sin un sentido claro y posibilita varias décadas de paz y prosperidad en Europa que vendrán en llamarse La Belle Époque. Este periodo de bonanza terminará abruptamente en 1914 con la I Guerra Mundial, muerto ya Bismarck dos décadas antes.

Conclusión:

Seis cosas me quedan a mí claras de este artículo, a falta de analizar los siglos XX y XXI:

  1. Sí que hubo una acumulación inicial muy importante, cuyo origen está en el descubrimiento de América.

  2. El liberalismo no llega al poder por aclamación popular, sino por golpes de estado.

  3. La "libertad" se impone como una dictadura prohibiendo el derecho de asociación y confiscando los bienes comunales para subastarlos por lotes.

  4. Hay un deseo de concentración de la propiedad desde el principio, nunca se actúa en contra de ese hecho.

  5. Lo que impulsa la economía europea durante este periodo es el expolio de los recursos naturales de África y América y la mano de obra esclava.

  6. La Segunda Revolución Industrial es una muy importante mejora sobre el modelo anglosajón y no se basa en una democracia sino en un gobierno autoritario.

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© A. Noguera