He visto ya el documental The Age of Disclosure en Amazon Prime Video y no os recomiendo gastar los 21€ que piden, pero sí que os voy a hacer aquí un pequeño resumen.
Este documental, para mí, cierra ya la fase de la revelación de palabra, por cuanto las personas que aparecen son tan numerosas, tienen un perfil profesional tan alto y son tan unánimes en su opinión que no puede caber ya duda razonable de que sí que hay civilizaciones no humanas que interfieren en nuestras sociedades, sí que hay tráfico de OVNIs en el cielo y los océanos y sí que ha habido un programa de recuperación de aparatos estrellados y restos biológicos, aparte de una inmensa operación de encubrimiento que ha incluido a todos los países del mundo.
Los personajes que aparecen se pueden dividir en tres grupos: políticos, oficiales de inteligencia y científicos. Todos ellos han tenido conocimiento cierto de los hechos que declaran.
Los políticos:
El primero que aparece es Christopher Mellon, una especie de secretario de estado para inteligencia, dentro del ministerio de defensa. Mellon afirma que nadie allí sabía nada, que el ministro de defensa (Secretary of Defense) no sabía nada del tema, ni tan siquiera el Congreso. Mellon ayudó a Elizondo a ir sacando la información, sobre todo consiguiéndole acreditaciones que la gente del estado profundo pensaba que Elizondo no podría conseguir.
El otro político que aparece es Marco Rubio, actual Secretary of State de los EEUU, que sería el equivalente aquí al Ministro de Asuntos Exteriores, pero con una importancia política mayor. Rubio tiene mucho que decir en cuanto a las políticas de intervención militar en otros países, y también es probable que conozca de primera mano las operaciones encubiertas de recuperación de naves fuera de las fronteras de EEUU.
Rubio básicamente se limita a decir que los OVNIs son reales y que no tienen explicación:
Hemos tenido repetidos reportes de que algo opera en el espacio aéreo sobre instalaciones nucleares restringidas y que no es nuestro y que no sabemos qué es.
Entonces, con estas declaraciones de Rubio, de que estos "drones" que aparecen últimamente en grandes oleadas vienen haciendo visitas desde hace años, que se ha intentado infructuosamente por todos los medios derribarlos o al menos identificarlos, se entiende por qué callan y miran para otro lado. Si alguien quiere ahora creer que es un chaval que opera con un mando a distancia, pues adelante.
Los militares:
El hilo conductor de todo el documental son las declaraciones de Luis Elizondo, del que ya he hablado otras veces en este blog. Elizondo no es un ufólogo, ni un ex militar que declara convicciones o creencias a título personal. Elizondo fue desde 1995 un oficial de contrainteligencia del Pentágono y estuvo destinado en Corea del Sur, Kuwait, Afganistán, América del Sur, Guantánamo y otros lugares, y también estuvo en el equipo que investigó los atentados del 11-S. Como él explica muy detalladamente en su libro Imminent, a partir de 2008 le asignaron el programa llamado Advanced Aerospace Threat Identification Program (AATIP), que consistía oficialmente en investigar todos los materiales y registros del ejército estadounidense para determinar si era cierto o no el tema OVNI, pero en la práctica lo que se buscaba era descubrir si existía el llamado Legacy Program, es decir, si había habido desde el accidente de Roswell un programa de encubrimiento de toda esa realidad. Es decir, que tuvo el ejército norteamericano que investigarse a sí mismo para poder acceder a las capas más profundas del deep state y acceder a información a la que no habían podido acceder ni los presidentes del país. A partir de los resultados de la investigación de Elizondo se publicó el famoso PDF oficial en 2020 en el que el Pentágono reconoce que los OVNIs son reales. Ahí es donde empezó la nueva fase de disclosur.
El otro militar importante que aparece es Jay Straton, que empieza diciendo: "Durante más de dieciséis años trabajé a cuenta del gobierno de los EEUU como alto oficial de inteligencia en el tema OVNI". Straton no explica qué sabe de aquellos "hombres de negro" de cariz casi mitológico, pero sí que reconoce que él fue el impulsor del programa de Elizondo, el AATIP, y que la financiación la consiguió el senador Harry Reid, líder demócrata en el senado desde 1999 hasta 2017.
Straton es el que dice la mejor frase del documental:
Los he visto con mis propios ojos: naves no humanas y seres no humanos.
También afirma que los OVNIs han activado o desactivado bombas nucleares tanto en EEUU como en Rusia.
Los científicos:
Aparece Harold Puthoff, físico que trabajó a nivel interno y en secreto en programas clasificados durante muchos años y que fue asignado al AATIP:
La información clasificada a la que tuvimos acceso cuando nos incorporamos al programa era indiscutible.
Aparece también el astrofísico Eric Davis, que estuvo también en el AATIP y que recientemente ha hablado de las varias especies alienígenas que ha visto con sus ojos, incluyendo reptilianos, pero que en el documental aparece más comedido. Lo que hace es asegurar que no hay tecnología humana concebible ni presente ni en proyecto que pueda hacer lo que hacen los OVNIs.
Hay también otra discusión en el documental acerca de las implicaciones filosóficas, teológicas, sociológicas e históricas de una revelación clara. Yo ahí no estoy de acuerdo, y sé por experiencia que el campo de las Humanidades se adapta a cualquier cosa sin traumatizarse.
La realidad es que, con estas declaraciones, la disclosure ya está hecha, pero los científicos van a seguir negándola durante un tiempo, como estuvieron durante 150 años negando el heliocentrismo que había demostrado perfectamente Copérnico.
Otra información relevante de este documental es la forma en la que se ha encubierto toda la información, clasificándola bajo el Department of Energy, que gestiona la investigación en armas nucleares, y pasando los restos físicos a contratistas del ejército que alegan secreto industrial y no muestran nada. Esto lo sabíamos ya desde la publicación del libro de Elizondo.
Pero lo que le falta a este documental es ir un poco más allá y hablar de los restos biológicos o enseñar algo físico. Los mismos entrevistados saben más de lo que dicen, lo que me indica que el productor, Dan Farah, ha querido seguir una línea moderada para no asustar al gran público, y realmente lo que ha hecho es un documental deslavazado. Ni de lejos vale la pena pagar los 21€ por verlo, todas las informaciones y más están en vídeos gratuitos de YouTube de las mismas fuentes. No hace mal el verlo, pero ha sido una pequeña decepción para mí. En todo caso, sí que ya declaro a todo el que niegue la veracidad de estos testimonios y la existencia de los OVNIs un terraplanista con el que no voy a perder tiempo discutiendo. Ahora el próximo paso es ver al humanoide, hace falta verle la cara, tiene que salir a saludar.